jueves, 11 de abril de 2024

1) Turismo en Dijon, la "otra" ciudad de Eiffel

El año pasado (2023) acabamos nuestras dos semanas de Camino de Santiago en Francia en la pequeña localidad de Saint Jean De Losne. En 2024, por supuesto, decidimos reiniciar la ruta justo donde lo dejamos. Claro está, eso no nos impidió reservar una primera jornada, viaje aparte, para conocer la ciudad de la mostaza, Dijon. Supuso una pequeña tirada de 200 kilómetros en coche desde Lyon, para luego bajar 45 más hasta situarnos en Saint Jean, pero concluimos que merecía la pena.

Sobrevolando los nevados Pirineos  en nuestro avión

De los ocho miembros del grupo, siete hicimos el viaje desde Oporto y la octava se desplazó desde Madrid. Una vez en Lyon, aeropuerto que por motivos obvios de cercanía sustituyó al de Basilea de los dos años anteriores, recogimos nuestros coches de alquiler (un Volvo manual y un BMW automático tipo berlina) y salimos para Dijon. Ninguno había estado antes en esa ciudad, que nos recibió con tiempo despejado y fresco.

Nuestro hotel, el Logis Darcy, en la zona antigua y muy veterano, aunque remozado, planteó algún problema de acceso por estar en pleno centro, en un área peatonal , pero solventamos las dificultades y pudimos sortear el bolardo. El precio de la habitación doble con desayuno bastante bueno fue de 113 euros. Casi más difícil fue circular con las numerosas obras de ampliación de aceras en el centro y estacionar los vehículos en el cercano parking público, de medidas ajustadas para coches grandes. 


Los ocho caminantes en la Porte Gillaume durante nuestro recorrido

Justo frente al hotel se encuentra la Porte Gillaume (enorme arco de piedra que tuvo antes otros nombres), en un extremo de la plaza Darcy, un amplio recinto peatonal con un parque que es el centro neurálgico de la ciudad. El monumento es de finales del siglo XVIII y se levantó en el lugar donde se encontraba una antigua puerta medieval. Curiosamente, luce una placa en recuerdo de Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y principal responsable de la declaración de independencia del país. Aparte del apoyo francés a la independencia de los EE UU, Jefferson fue embajador en París.

Animadas calles de Dijon en el anochecer del jueves de nuestra llegada

La tarde de la llegada la dedicamos a pasear por el centro de la ciudad. Hacía fresco, anticipo de lo que nos depararía la climatología las dos semanas siguientes, que fue muy sorprendente por heladora.

Restaurante junto al mercado donde cenamos en Dijon

Nos costó encontrar donde cenar; unos locales estaban llenos y en otros se descolocaban al aparecer ocho comensales que habían cometido la insensatez de buscar un restaurante para tanta gente sin reserva previa. Finalmente pudimos hacerlo en Le Bistrot des Halles, frente al mercado, donde un plato y tres postres a compartir y solo algunas cervezas nos costó 30 euros. Pasable, sin más. No había vino al pichet (en jarra, de la casa), nuestra salvación (económica) los años anteriores. Solo botellas, que en su rango inferior alcanzaban los 35 euros, y de ahí hasta casi el infinito. Demasiado caro. En los siguientes días comprobaríamos que era lo habitual en Borgoña y optamos por limitarnos a una botella para catarlo.


Dijon es una ciudad de tamaño medio, que supera los 150.000 habitantes, plana y por tanto fácil de recorrer, y mundialmente famosa por su conocida mostaza y los vinos de la región. Y con mucha historia e importantes edificios que desvelan un pasado relevante.
Fuente de la Juventud, de Max Blondant

No teníamos otro afán que caminarla, conocerla sin guión previo, y llevarnos una impresión sin entrar en profundidades. Y así la disfrutamos. En la plaza Darcy encontramos esta llamativa Fuente de la Juventud, sobre el mito de que quien bebe su agua rejuvenece. Es obra del borgoñés Max Blondant, fallecido en 1925, y en ella tres niños miran interesados a otras tantas ranas en el borde del agua.

Jardines de la plaza Darcy

En la plaza Darcy, nombre de un importante duque, destacan sus jardines y la famosa escultura del oso Pompon, homenaje al escultor del mismo nombre que fue ayudante de Rodin.


Y especial interés su enorme y llamativa fuente en forma de concha de vieira, algo que a los gallegos siempre nos resulta cercano, especialmente si estamos haciendo el Camino de Santiago.


Desde aquí parte la ruta señalizada con estas placas metálicas en el suelo para llevar a cabo una visita ordenada y sistemática...hasta encontrar a la lechuza aunque nosotros la dejamos de lado para hacerla a nuestro aire.

Palacio de los Duques de Borgoña con la Torre de Felipe el Bueno

Conviene señalar que Dijon es Patrimonio de la Humanidad al estar incluida en las 97 hectáreas de viñedos así declaradas desde el año 2015. Y si hay un edificio civil señero en la ciudad es el palacio de los Duques de Borgoña, en la plaza de la Liberación, un conjunto cuya parte más antigua data de los siglos XIV y XV, cuando se reconstruyó el palacio ducal entonces existente y de varios siglos de antigüedad, aunque la mayoría son del XVII y XVIII. En el centro la Tour de la Terrasse o Torre Felipe el Bueno, de finales del siglo XV. Desde ella se divisa una panorámica de la ciudad; intentamos subir pero no estaba abierta. Este conjunto incluye la sede del Ayuntamiento, la oficina de turismo, el Museo de Bellas Artes y otras dependencias públicas.


El edificio cierra en línea recta la plaza de la Liberación, que cuenta con otros edificios interesantes.


Con calma y sosiego nos inmortalizamos en el pozo de un patio interior del recinto.


Pero el plato fuerte fue el callejeo aleatorio, que por las dimensiones de la ciudad puede hacerse sin demasiado riesgo a dejar de lado lo más relevante, sin duda sus calles peatonales empedradas bordeadas por edificios históricos.

Famosa vista de la calle de la Chouette (Lechuza)

Algunos verdaderamente llamativos y con señales de llevar siglos a sus espaldas.


Y algunas esquinas realmente afortunadas.


No dejamos de visitar su mercado, un lugar emblemático. El estudio de Gustave Eiffel puso en marcha su construcción en 1868 y la terminó entre cinco y siete años después. 

Mercado de Dijon, obra de Gustave Eiffel, el mismo de la torre que lleva su nombre

Edificado en el solar del antiguo convento de los Jacobinos, al recorrerlo ignorábamos que era una obra de Eiffel, una autoría que tiene su explicación. Está considerado un ejemplo sofisticado de la arquitectura en hierro decimonónica.


Acostumbramos a recorrer los mercados de las ciudades que visitamos, sea cual sea el país o el continente, y este puede considerarse un verdadero templo por su diseño, orden, y la calidad y variedad de los productos expuestos.


Y en el exterior, multitud de puestos y una gran afluencia de compradores y visitantes.


Llegado el mediodía, nos alejamos del centro de la ciudad para visitar la ciudad de la gastronomía y el vino, un recinto moderno con numerosos locales y restaurantes. 


Lo recorrimos en una jornada de pocos clientes y en uno de los locales probamos un vino de la zona. Supusimos que por las tardes tiene una mayor actividad.

Notre Dame de Dijon, el principal templo de la ciudad 

Aunque considerada la ciudad de los campanarios por la cantidad de iglesias que alberga, el plato fuerte sin duda es la iglesia de Notre Dame con su espectacular fachada con 51 gárgolas... decorativas, ya que no sirven para drenar el agua. Está considerada una obra maestra de la arquitectura gótica del siglo XIII y su fachada totalmente plana un caso único en el gótico francés.


Como suele ser habitual, en su emplazamiento, entonces fuera de las murallas de la ciudad, existía anteriormente un pequeño templo. Reformado como iglesia románica a mediados del siglo XII y en la siguiente centuria transformada en lo que ahora conocemos. Se desconoce el nombre del arquitecto y como curiosidad usó técnicas nuevas, como que todo el peso de las carpinterías de la cubierta descanse sobre los pilares y no en los arbotantes.

Siguiendo el rito de acariciar la lechuza

Una de sus curiosidades es la imagen de la lechuza en su exterior, cuyo significado se desconoce. Está muy desgastada por la superstición de que acariciándola se cumple un deseo. En 2001 un vándalo la dañó a martillazos, originando un gran revuelo en la ciudad. Se optó por repararla y colocar videovigilancia para evitar nuevas agresiones.
Zapatería que también alquilaba zapatos

Seguimos el recorrido durante toda la mañana, ya que por la tarde teníamos que poner rumbo a Saint Jean de Losne para iniciar al día siguiente la primera caminata. Nos sorprendió una tienda en la que anunciaban alquiler de zapatos, algo que nunca habíamos visto.

Plaza de Francois Rude, corazón del centro histórico, con su conocida estatua central 

Y para completar este resumen, una imagen del punto central del Dijon histórico, la plaza de Francois Rude también conocida como Bareuzai, nombre que representa al chico de la imagen en el proceso de pisar la uva. El edificio del fondo es un icono de la ciudad y todas las calles de alrededor son peatonales y muy comerciales.

Imagen de Apóstol en Dijon

Y como despedida. está imagen en madera del Apóstol Santiago, tomada en la iglesia de Saint Michel, que nos recordó el Camino que sirve de excusa a nuestro viaje anual por la campiña francesa. Se encuentra a pocos metros de otra iglesia, la de Saint Etienne y del museo Rude, del autor de la escultura de la plaza que lleva su nombre. Y ambos templos no muy lejos del palacio de los Duques de Borgoña.

Y debajo una escultura con relojes que nos llamó la atención.

Se trata del Contador del tiempo, de la alemana establecida en Borgoña Gloria Friedman. Una serie de relojes en la esfera de piedra muestran la hora de distintas capitales y el personaje superior la de Dijon.

Comercios llamativos y profusamente decorados en el centro de la ciudad

Poco antes de abandonar Dijon, casi por casualidad nos enteramos que allí había nacido el mundialmente famoso Gustave Eiffel, autor de la torre de París que identifica la capital francesa en todo el mundo. Pensamos que podía no ser cierto por la falta de referencias en la ciudad al que puede ser su vecino más relevante, pero es cierto. Más tarde supimos que su estudio construyó el mercado, pero en nuestra visita no vimos nada que lo recordara. Sorprendente.