lunes, 15 de abril de 2024

2) De Saint Jean de Losne a Beaune, tres etapas entre viñedos

En la tarde del segundo día llegamos finalmente a Saint Jean de Losne, la pequeña población de algo más de un millar de vecinos donde habíamos finalizado la caminata en 2023. Nos produjo una cierta emoción volver doce meses después certificando que seguíamos en la ruta.

Río Saona al anochecer a su paso por Saint Jean de Losne

Recordábamos perfectamente el lugar y el río Saona que la atraviesa, muy ancho en este lugar. 


Habíamos reservado cuatro habitaciones en una pequeña casa rural, Les Charmilles (Los Encantos, en español), que nos gustó. Incluido su patio, aunque lo disfrutamos poco. Las cuatro habitaciones de las que disponía nos costaron 396 € con un desayuno normal.

Una de las habitaciones de Les Charmilles

Después de instalarnos salimos a dar una vuelta y a buscar donde cenar. Puestos a rememorar, y dado que tampoco había mucho donde elegir, recalamos justo en el mismo restaurante del año anterior y de nuevo cenamos en su terraza junto al río. Todo un deja vu

Abril de 2024: cenando en Le Cotinier antes de iniciar las caminatas al día siguiente

Se trata de Le Cotinier, donde pasamos un buen rato recordando la cena del año anterior y disfrutando de un entrante de mejillones cocidos y luego cada uno el plato que eligió. Aparte, una botellita de vino (del más barato, 27 euros).

Mayo de 2023: cenando en el mismo lugar tras finalizar las etapas del Franco Condado

Dada la coincidencia, hemos rescatado una foto del año anterior que salvo algún ligero cambio en los figurantes y en el encuadre, es casi un calco. Y con estas cábalas nos fuimos a dormir.

El grupo al completo a punto de iniciar la marcha en Saint Jean de Losne
 
Sobre las nueve de la mañana del día siguiente estábamos en el punto del camino exacto donde habíamos acabado en 2023. De Saint Jean de Losne no habíamos visto nada; nos llamó la atención su iglesia, pero estaba cerrada. Con posterioridad hemos sabido que el templo está dedicado a San Juan Bautista y que cuenta con un órgano magnífico del siglo XVIII y una vidriera que relata el asedio de 1636, un hecho histórico relevante de la villa cuando las tropas imperiales quisieron tomar la villa pero no lo lograron.


Ajenos a todo ello, seguimos un rato el curso del Saona, y poco después nos pegamos al canal. Ambos, canal de Borgoña y Saona, hacen que  Losne sea un importante puerto de recreo.

Canal de Borgoña al poco de salir de Saint Jean de Losne 

El paseo, en un día despejado, junto a un curso de agua y temperatura agradable, fue  muy gratificante y sencillo sobre un camino completamente plano.


La senda era común para paseantes y ciclistas, lo que nos obligaba a ir vigilantes para dejarlos pasar. En un momento determinado, dos del grupo tardaron en percibir a un ciclista por su espalda, quien al pasar los insultó a gritos de manera grosera y virulenta. El detalle nos dejó mal cuerpo, pero sin más. Una incidencia totalmente aislada.


En la senda menudeaban los puentes y también relucientes campos de colza que llenaban de color el horizonte.

Inmensos campos de colza no muy lejos de Saint Jean de Losne

Seguíamos la ruta que alguien había grabado en Wikiloc y esta senda nos imponía cruzar el canal en Brazey en Plaine, pero el puente allí estaba en obras y rodeado de altas vallas. Dudamos. Seguir nos obligaba a buscar otro paso que no sabíamos donde estaría, y desviarnos de la ruta. 

Cruzando un puente cerrado al tráfico, rodado y peatonal, para no desviarnos de la ruta

Así que nos apañamos para mover una valla y atravesarlo, lo que no ofrecía riesgo. Al otro lado movimos otra valla y después lo dejamos todo como estaba. Problema resuelto.


Cruzamos el pueblo  y seguimos entre campos de cultivo, por un camino llano, agradable y muy tranquilo, pero sin la menor espectacularidad.


Teníamos dudas de como sería la señalización del Camino de Santiago en Borgoña, y pronto comprobamos que salvo excepciones no íbamos a tener problemas. La señales eran pegatinas de pequeño tamaño, colocadas en señales, troncos, farolas o muros, y normalmente permitían caminar sin agobios. Así fue a lo largo de las dos semanas, aunque a veces llegaba un cruce en el que no había forma de orientarse para seguir la ruta. En esos casos Wikiloc nos sacaba de dudas. Cierto es que sin Wikiloc habría sido complicado y a veces irresoluble, pero combinando ambos sistemas, sin problemas. Y al (minúsculo) tamaño de las pegatinas pronto nos acostumbramos.

A lo largo de la mañana hicimos un par de paradas para descansar

Un rato después cambió el camino, aparecieron los árboles y  algunos bosques, lo que fue de agradecer pues el sol en lo alto empezaba a ser un poco inclemente. Campos de cultivo y algunas zonas bajo árboles, embarradas por lluvias recientes, fueron nuestra compañía.


A la una y media apareció ante nosotros la abadía Citeaux, el punto final de esta caminata de 19 kilómetros. Habíamos hecho una buena media.


Como por arte de magia, allí se encontraba uno de nuestros coches... que habíamos tenido la precaución de traer la tarde anterior y estacionar en el aparcamiento de la abadía. Mientras unos descansaban, otros fueron a Saint Jean de Losne a recoger el otro vehículo. De vuelta a la abadía, todos juntos nos acercamos a la vecina Nuits Saint Georges, donde íbamos a pernoctar dos noches en el hotel Kyriad por 370 € cada noche con desayuno. Nuits es la cabecera de una importante comarca vinícola, aunque hasta ahora no habíamos visto viñedos; a partir de aquí serían omnipresentes. 


Tanto, que unos barriles son el elemento decorativo principal delante del Ayuntamiento, en una localidad agradable y llena de bodegas. Nuits en coche se encuentra a mitad de camino entre Dijon, donde habíamos estado, y Beaune, una ciudad importante e histórica a la que llegaríamos andando dos días después.


Con poco más de cinco mil habitantes, tiene un centro agradable y algunas calles peatonales, con abundancia de cafés y terrazas. Y en apariencia es un lugar con aspecto pujante, sin duda debido a sus importantes viñedos, que al día siguiente nos hartaríamos de contemplar.
Atractiva escultura/fuente en el centro de Nuits


Esa primera tarde cenamos pronto (o comimos tarde, pues nos acostumbramos a hacer solo dos comidas principales, al margen de una fruta o tentempié entre medias) en el Café du Centre, escogido a ojo y que resultó un hallazgo. Ofrecía un menú de dos platos y postre por 18,9 euros, posiblemente el más económico del viaje, bebida aparte. Tomamos espárragos con salsa, el guiso de la zona, Boeuf Bourguignon de carne, y tartaleta de frambuesas de postre, a 23 euros por cabeza con bebidas, baratito para estos lares. Al acabar reservamos en otro café brasserie para cenar al día siguiente en la terraza. El tiempo todavía era caluroso, al día siguiente rozaríamos los 30 grados. Al tratarse de un domingo preferimos dejar contratada la cena con antelación.

Grupo que empezó a caminar en la abadía de Citeaux para llegar andando a Nuit

El día siguiente fue un tanto raro en  lo relativo a la caminata. Se trataba de hacer la etapa desde la abadía donde habíamos acabado el día anterior hasta Nuits, donde pernoctamos. No teníamos un sitio adecuado entre medias y elegimos Nuits, pero ahora tocaba recuperar esa caminata. Ante esta situación nos dividimos en dos grupos: uno salió de Nuits y otro fue en coche a la abadía para continuar la ruta del día anterior tal cual. De esta forma evitábamos trasladar los coches por adelantado. Eso sí, los conductores tenían que repartirse y era preciso coincidir en medio de la ruta .

El segundo grupo salió andando de Nuit para llegar hasta la abadía

La clave estaba en ese encuentro para intercambiar las llaves de los coches... y ahí hubo, digamos, una pequeña disfunción que ahora relataremos.


El grupo que siguió la ruta digamos ordinaria, continuando la ruta del día anterior, salió de la abadía y en los primeros kilómetros atravesó un frondoso bosque pero a través de un camino de tierra rectilíneo habilitado para el paso de coches, que algo de encanto le restaba. Hacía mucho calor, así que ir a cubierto resultó una suerte.


Acabada la floresta, un enorme campo de cereales se abrió ante ellos y aquí empezaron a ser conscientes de que tenían un problema. No había señales del Camino y Wikiloc no les funcionaba. Íbamos localizados ambos grupos, así que en seguida se descubrió el incidente. Terminaron recalando en un pequeño pueblo llamado Saint Bernard, situado un kilómetro fuera de la ruta.

Bodega imponente con sus viñedos en las inmediaciones de Nuits Saint Georges

El otro grupo salió de Nuits Saint Georges y de inmediato empezaron a atravesar viñedos y bodegas, situado a ambos lados del camino y ocupando en el horizonte todo el espacio. Muy pronto empezó a subir la temperatura (esa tarde se bordearon los 30 grados) y el sol se convirtió en un incordio sin ningún árbol que lo amortiguara. La uva principal en la zona es la pinot noir, que fue el vino que bebimos habitualmente. Algún cartel informaba que Les Climats du vignobles de Borgoña son Patrimonio de la Humanidad desde 2015 en reconocimiento al carácter único de la Côte Vinicole entre Dijon y Beaune, justo la zona que estábamos recorriendo estos primeros días.

Descomunal iglesia fortaleza de Saint Germain en Guilly les Citeaux

A una primera población con llamativas bodegas le siguió Guilly les Citeaux, histórico, con grandes edificios, una enorme iglesia fortaleza con foso y un gran presbiterio y un inmueble en piedra identificado como Le relais de la Poste de 1469. Su origen monacal explica sus dimensiones y todo ello en una localidad con mucha historia, nada menos que desde el siglo VI. Se cree que el nombre de Guilly tiene origen celta, del término Gwilqui, que significaría pasto o tierra fértil. La iglesia tiene igualmente un origen antiguo y en 1393 sufrió un incendio que la destruyó parcialmente, empezando la reconstrucción sesenta años después.

Salir de Guilly en dirección al otro grupo fue un tanto complicado ya que el camino llevaba a una pradera encharcada y embarrada, pero a lo lejos apareció un bosque y renacieron los ánimos para conseguir sombra. Eran en su mayoría carpinos y robles. El grupo llamémosle inverso puso rumbo a Saint Bernard al saber que el otro equipo estaba fuera de la ruta. Tras atravesar un denso y fresco bosque, con el suelo igualmente lleno de agua y barro, ambos equipos se encontraron.

El grupo al completo tras reencontrarse en Saint Bernard; después otra vez cada uno por su lado

A partir del encuentro ya no hubo más problemas. Cada equipo cubrió la parte que le correspondía y por supuesto tuvimos muy presente intercambiar las llaves de los coches.


Los que provenían de la abadía recorrieron el bosque junto a Saint Bernard y tras atravesar igualmente Guilly se encontraron con los viñedos que rodean Nuits.


En una de estas parcelas descubrimos un sistema de sujeción de las viñas con tres palos en forma de trípode. Nunca lo habíamos visto y fue la única vez en todo el viaje por la Borgoña.

Novedoso, para nosotros, sistema para proteger y guiar las viñas

Y ya en Nuits, después de una caminata de 21 kilómetros en la que empleamos unas cinco horas, nos fuimos a cenar, relajados, a la terraza donde habíamos reservado el día anterior. 


Fue una cena similar a la del día anterior, bien también, solo que esta vez en el exterior. Hacía buen tiempo, todavía escapábamos del sol, cosa que estaba a punto de terminarse y de manera abrupta.

Inicio de la caminata de Nuits S.G. a Beaune 

A la mañana siguiente nos fuimos de Nuits, pero no como el día anterior, pensando en regresar a dormir. Esta vez salimos para Beaune, donde además de caminar íbamos a pernoctar. Previamente, como siempre, habíamos llevado uno de los vehículos a Beaune, para al llegar allí venir a por el otro, el consabido baile de los coches. Además, en Beaune el hotel estaba lejos del centro y fue preciso coordinar también los viajes al alojamiento. Indudablemente, un viaje como este precisa un elevado grado de coordinación.

Salida de Nuits por segundo día y de nuevo entre viñedos


Al día siguiente, jueves 15 de abril, de mañana salíamos de Nuits para alcanzar Beaune, fueron unos 19 kilómetros. Salimos por otra parte del pueblo pero igualmente entre campos de vid. La orografía cambió un poco: en vez de atravesar una planicie enseguida nos colocamos en la ladera de una pequeña inclinación y así seguimos unos kilómetros. En la parte más empinada habían preparado la tierra para cultivar vid.


Aunque el cultivo era el mismo, había mucha diferencia entre unas parcelas y otras: unas aradas, limpias de hierbas, y otras al contrario e incluso llenas de flores silvestres.


Y empezábamos a acostumbrarnos a la maquinaria que habían adaptado para trabajar en los viñedos. Tractores más estrechos y altos, para pasar entre las viñas y con los que aran la tierra. Una hora después estábamos en Comblanchien, un pueblo de cierta importancia y totalmente achorizado, con viñas a ambos márgenes. Una de sus bodegas, Dominio Guille, exhibía la fecha de su creación: 1570. Increíble!


Antes de terminar esta alargada población nos salimos de la carretera por el margen derecho y volvimos a los campos, siempre más agradable. Poco después nos encontramos con un cementerio.


Que concitó atención generalizada en el grupo.


A continuación entramos en un bosque denso, muy tupido, con los troncos de los árboles llenos de líquenes.


La mañana discurrió así, alternándose los campos de vid con pequeñas poblaciones: Buisson, donde nos tomamos un plátano para mantener el nivel, y Aloxe Corton.

Casa señorial con este cuidado y colorista tejado creando figuras geométricas 


También descubríamos bodegas, edificios señoriales y con el terreno ya totalmente plano. Y desde luego, sin paseantes que nos hicieran competencia ni compañía. Fue así las dos semanas.


El peor tramo fue el kilómetro final, obligados a circular por el arcén de una carretera llena de vehículos. Incómodos y prestando atención. A veces ni siquiera había arcén. Por este motivo recibimos con alegría la entrada en Beaune, que resultó una población de lo más interesante.